El aumento de la demanda tecnológica dificulta la producción, dejando a consumidores sin la posibilidad de adquirir determinados productos por la ausencia de chips, mientras China, EE UU y Europa batallan por ser más autosuficientes.

La ausencia de chips abre una carrera entre las grandes potencias y esto se debe en gran parte al aumento del teletrabajo, condicionado por la tecnología, el ritmo al que se fabrican los chips se ha quedado por debajo de la demanda.
Los problemas de suministro en productos básicos como teléfonos móviles, ordenadores, coches, aviones, equipos médicos o electrodomésticos han generado ya miles de millones en pérdidas.
Todas estas máquinas, esconden en su interior minúsculos microprocesadores los cuales con la ausencia de chips, los dispositivos electrónicos no funcionan ni se pueden producir.
Abrir nuevas instalaciones para producir chips requiere grandes inversiones, esto dificulta la entrada de nuevos competidores, y también a la expansión de la oferta.
La ausencia de chips
El aumento del número de semiconductores que se necesitan por cada aparato está siendo repentino. La demanda ha aumentado, con millones de personas impulsadas a adquirir nuevos dispositivos para teletrabajar o entretenerse, empresas necesitadas de centros de datos y redes.
Ese desequilibrio entre oferta y demanda amenaza con avivar la inflación. La pregunta es cuánto durará la escasez. Las respuestas varían: la compañía estadounidense Intel está entre las más pesimistas, y habla de que se necesitarán dos años para estabilizar oferta y demanda.
Europa batalla por ser más autosuficiente ante la ausencia de chips
China y EE UU toman posiciones ante la ausencia de chips
Por desgracia para Europa, España concretamente no es tan sencillo. La ausencia de chips abre una carrera entre las grandes potencias. La cadena de suministro es compleja:
Sigue una serie de procesos de diseño, fabricación, ensamblaje, empaquetado y ensayos hasta llegar a las empresas que integran los chips en sus productos. Y depende de compañías en grandes potencias como China, Taiwán, Corea del Sur, Japón, EE UU y Europa.
Un informe de Boston Consulting afirma que China, tiene el objetivo de fabricar desde 2025 más del 70% de los chips que necesita.
Corea del Sur, sede de empresas como Samsung, ha colocado los chips de nueva generación en la lista de proyectos de su plan de inversiones para devolver la fuerza a la economía tras la pandemia. Japón y EE UU, han invitado a Taiwán Semiconductor Manufacturing a abrir líneas de producción para proveer a su industria automotriz, eólica y de maquinaria industrial.
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